miércoles, 2 de septiembre de 2009

Acerca de este blog

Iusnaturalismo y Positivismo. No fueron pocos los profesores de la Facultad de Derecho, en la Universidad San Marcos, que nos hablaron de estas dos corrientes, en especial en primer año. Rescato sobre todo lo enseñado por Alberto Retamozo y Fernando Lombardi, quienes no sólo nos expusieron con objetividad el origen y evolución de ambos pensamientos y sus escuelas, sino que además se empeñaron en mostrarnos la relevancia del debate suscitado, entre y en torno a ambas corrientes, invitándonos siempre a la reflexión y, más que todo, propiciándola. Recuerdo también que otro profesor, ninguno de los nombrados, señaló en una de sus clases, que en la actualidad era imposible asumir una postura que no fuera la positivista, y que el debate mencionado “ya estaba superado”.
La bibliografía jurídica existente, sin embargo, demuestra que el debate nunca dejó de estar presente, y la producción de los últimos años refleja más bien una acentuación entre lo que podríamos llamar una guerra, no exactamente entre el Positivismo y el Iusntauralismo, sino entre el Positivismo y diversas posturas No Positivistas, teniendo como combatientes principalmente a profesores de Filosofía del Derecho y Derecho Constitucional de diversas partes del mundo.
Diversos autores señalan que en las primeras décadas del siglo XX, se produjo un renacimiento del Derecho Natural. Hablamos lógicamente de un iusnaturalismo racional; es decir, entendiendo a la razón como cualidad específica del ser humano que le permite fundamentar, orientar y limitar sus normas básicas de convivencia; sin embargo, sin hacer una crítica general, me parece más que discutible, la satanización que del Positivismo se hizo, responsabilizándolo de haber permitido su perversión por parte del poder totalitario nazi al haber despojado de fundamento moral al Derecho, privilegiando así el cumplimiento ciego de las normas jurídicas. Si de manipulaciones y perversiones se trata, creos que tanto el positivismo como el iusnaturalismo pudieron haber servido para justificar la arbitrariedad nazi, así como la supuesta supremacía de la raza aria, con las consecuencias que ya conocemos y que no deben repetirse jamás en la historia de la humanidad.
Las tesis no positivistas han ido ganando terreno increíblemente, y hoy en día, los únicos que sostienen la imposibilidad de concebir un derecho que no sea el positivo son, lógicamente, los positivistas. Mi intención con este blog, es acercar a ustedes el conflicto académico descrito (y también algunos otros), participarles de este suceso bélico que hoy en día se encuentra más vigente que nunca. Así, podrán encontrar aquí, temas en los que la batalla se ha librado y se sigue librando en forma encarnizada. Por citar algunos ejemplos (y obviamente con la finalidad de crearles una expectativa que los haga volver a esta página), abordaré la discusión sobre la relación entre moral y derecho (es decir, ¿existe ésta o no?), se analizarán las concepciones que existen sobre los Derechos Fundamentales y sobre las formas de interpretación constitucional; y por supuesto, situándonos en el escenario más actual, entraremos al debate surgido en torno al llamado Neoconstitucionalismo, corriente de la cual se viene hablando mucho y que ha merecido amplia crítica por parte de los defensores del positivismo, en este tema tendrá que hacerse referencia necesariamente al principio de proporcionalidad y a la ponderación, quizás una de las cuestiones más discutidas.



Preludio

En la mitología romana, Jano es el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Su representación habitual es bifronte, esto es, con dos caras mirando en sentidos opuestos, en la mano derecha lleva una llave porque a él se le atribuye la invención de las puertas, y en la otra lleva un báculo que le da el dominio de las rutas y caminos. Es el dios de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro. Su protección, por tanto, se extiende hacia aquellos que desean variar el orden de las cosas.
Los romanos le asignaron una importancia vital en todo aquello que comienza y termina. Por ello, en su honor se le consagró el primer mes del año, que pasó del latin Ianuarios a Janeiro o Jenero, y de ahí, en español, a Enero. Como dios de los comienzos, se lo invocaba públicamente el primer día de ese mes y se le honraba cada vez que se iniciaba un proyecto nuevo, nacía un bebé o se contraía matrimonio.
El templo de Jano tenía puertas que daban al este y al oeste, hacia el principio y el final del día, y entre ellas se situaba su estatua, con sus dos caras, cada una mirando en sentidos opuestos, de tal forma que con cada cara podía mirar una de las puertas.
Al comienzo de cada conflicto bélico, se le hacía una ofrenda y se celebraba una ceremonia en el interior del templo. Las puertas del templo de Jano estaban abiertas mientras duraba el tiempo de guerra para que el dios pudiera traer equilibrio y sabiduría para actuar y conseguir que la paz reinara de nuevo. Cuando Roma estaba en paz, las puertas permanecían cerradas con cien cerrojos y con barras de hierro, a fin de que fuese más difícil abrirlas.
LAS PUERTAS DEL TEMPLO DE JANO SE ENCUENTRAN ABIERTAS.